Colocar las semillas en arena mojada o en
musgo esfagnáceo humedecido. Escarificar las semillas
con papel de lija o rasgar la dura cubierta con la punta de un cuchillo.
Esta ruptura de las cubiertas seminales permiten que el agua llegue al
embrión y este germine. Dejar las semillas en remojo durante 24 horas
antes de plantarlas a una profundidad de 1,25 cm en una
maceta de entre 10 y 15 cm llena de arena mojada o de
una mezcla 50/50 de arena y turba. Llevar la maceta a una lugar
cálido y mantener el suelo húmedo. La germinación tarda entre 30 y 60
días.
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